Nire Musika

miércoles, 16 de mayo de 2007

Valores


Madrid 8:15 aledaños Plaza de España una víspera de San Isidro y en pleno puente... Antes de ponerme a pelear quiero, ¡necesito!, echar un pintxo y un café en condiciones salubres ... Doy un voltio y contrasto el percal: misión imposible. Mejor dejarlo, pienso. ¿Dejarlo? ¡No! De repente, entre la jungla de rusas, chinos, ekuatas y demás tropa un tipo bajito, rechonchete y setentón, impecable con su traje gris y guarecido del asfalto con una sonrisa bonachona de oreja a oreja que parecía decir
"Yo sí soy de fiar". Me acerco y le pregunto por un sitio "de confianza, ya me entiende..." Y
¡ale-hop!, desvía sin pensárselo el rumbo de su marcha y me lleva, de la mano, al búnker donde lleva desayunando diariamente los últimos 35 años, me dice... Llegamos al local; abre la puerta el tío, me cede el paso y, a voz en grito, le larga al camarero-dueño: "¡Ricardo! Este señor es cliente mío; trátalo bien, como corresponde." Y tal cual, dándome la mano, me desea lo mejor con una amabilidad exquisita perdida en los tiempos.


Su nombre era (es) Pablo. El garito, el Bar Serrano, en la calle San Bernardino número 5. Lo más que pude hacer es dejarle pagado el desayuno del día siguiente y eso que el dueño decía que no porque se le iba a enfadar el tal Pablo... El tal Pablo... Sólo por conocerlo mereció la pena el viajecito de curro a los madriles... A veces madrugar tiene esas cosas.. no sé... El tal Pablo... Joder...