Nire Musika

jueves, 18 de diciembre de 2014

Piezas que completan el Puzle…


                Hay destellos que a veces iluminan como faros y aceitan de lujo inquisidor la esperanza. No hay nada como tomar un café y robar conversaciones que se deslizan rotas y advierten del peligro. Esta semana me ha tocado Madrid  y me he dado cuenta del puzle en el que vivimos, sobre todo yo, tratando una y otra vez de ensamblar y desensamblar al mismo tiempo retazos de la vida, como si fuesen pinceladas de un mismo cuadro retocado una y mil veces.

                Un puzle con piezas de dolor, como la de la señora ochentona que mantiene a sus hijos ya creciditos y les subvenciona hasta los bautizos porque la empresa para la que trabajan no les paga desde hace meses… Un puzle con piezas de violencia, como la del ecuatoriano que amenaza a otro compatriota con su cartel de “Compro Oro” con llamar a los Lating Kings y darle una sobredosis de “cariño”. Un puzle con piezas de ficción, como la de los miles de turistas billetes en mano que recorren la Gran Vía en busca de una ranura donde descargar su semen-visa…

                Y lo pienso desde un edificio de Callao en su novena planta, un sightseen place infectado de glamour “Soso” y hamburguesas “a la nostra manera” con inmensas cristaleras que dan al macrocartel de Schewepes, más inexpresivas y sucias que los putones travestidos de la calle Carretas.

                En Madrid cada cual completa el puzle entre risas o entre lágrimas, dependiendo de su particular Feria de las Mentiras. A Madrid, vamos buscando sueños…”  o piezas que completen el puzle.

Madrid, 9 de diciembre de 2014.

viernes, 7 de marzo de 2014

Daos prisa, daos daos prisa...

Anaitasunan, 2013ko azaroaren 23 batean, Barricadaren Azken Guda Dantza... (?)
          

              La vida se construye con retazos de casualidades. Hoy estás allí, ayer pensabas que no, hoy estás seguro de que te equivocabas y ayer estuviste allí… Al final lo que nos une no es tan diferente de lo que nos separa, los colores que evocan los recuerdos, todos los recuerdos, se juntan en la misma paleta de la que extraemos en cada momento el tono que más nos interesa.

            Lo pienso porque después de veinticinco mil cuatrocientos seis kilómetros recorridos y tras tres mil seiscientos mensajes de whatsup y correos electrónicos intercambiados con trescientas cuarenta y siete sombras en lo que llevamos de año, creo que algo dentro de mí ha dicho basta.
            Barricada  nos dejó el 23 de noviembre del año pasado y, hasta hoy, ni tan siquiera me he atrevido a escribir nada al respecto. Meses de abandono... Demasiadas emociones para ser retratadas en trazos negros, reencuentros agradablemente inesperados, voces agotadas en las despedidas… Ahora el silencio.
            Demasiadas distancias para no estar en ningún sitio, demasiadas confesiones selladas bajo el anonimato y lanzadas al vacío. “Somos personas y lo único que nos diferencia de los perros es que hablamos”, a veces digo… demasiadas veces… “El capital no tiene corazón” y “Nadie te va  a agradecer nunca nada” me escucho de fondo repetitivo… Siempre pensando en el futuro para no disfrutar del presente, de lo nuestro.
            Releo apuntes despierto y aireo mis deseos: descontento”, “fuera de control”, “cansado de mí mismo”, “hacer algo diferente”, “celebrar los éxitos”, “facilitar”, “moverse”, “salir”… “Los cambios son maravillosos”, me dice un muy buen amigo. Actuar, sí, actuar. Leo en Twitter: Suelta lazos que te atan al pasado, cierra carpetas y mira al frente para descubrir lo que el futuro te ofrece”.
            Hace ya tiempo que comenzó la partida, somos carne de batalla por una causa perdida… Daos prisa, daos daos prisa, si queréis atraparme ahora…