Estoy en La Plazoleta de la Plaza de San Juan de la Palma, en Santa Cruz de Sevilla, más o menos... Es noviembre, finales... Terracita de La Bodega, aunque me sirva una francesa... Todavía se escucha el tableteo de las pisadas sobre el adoquín de toda la vida. Palmeras en el centro. Oscurece. Poca luz, siempre hay poca luz. Se está bien...
Cae la tarde, llega la noche, una cañita... La distancia. Un libro y un mapa. No hay guerras que contar, sólo historias para soñar... y olvidar. Robo conversaciones ajenas y secretas, abiertas sin querer a todos. Parejas. Destellos verdes de neón y voces de otro tiempo que llegan a gritos. Estudiantes rezagados.
Alguien se mira el reloj. ¿Será tarde? Dos bicis; se quieren y se sonríen... Un tubo de escape maldito rasga la plaza. Candilejas y patios tras las rejas oxidadas. Puertas de madera. Hasta una bandera de Turquía, roja sangre. La noche llega amarilla sobre la plaza y se abate. Silencio. Suenan semillas de los ochenta en la radio. Otra cañita...