Dudé en pararme pero iba en traje de faena y, al lado de Montera, rodeado de chulos, maderos y más putas quel copón, como que no era cuestión de parapetarse en la esquina ni medio segundo... Kagüendios, tenía que haber echado un tiempo, pedirle una poesía y esperar. ¿Qué ostias me habría dado? Quizás nada. Ahora que lo pienso, el silencio también es poesía... Siempre me quedará la duda.
Volveré a ver si sigue el tipo por allí, aunque supongo que no, porque poesía por allí, no sé... Sería demasiada suerte. Cerca hay un vegeta que ayuda a ongs, el Artemisa, en Tres Cruces. Ya tengo excusa. De esto hace ya un tiempo, exactamente dos semanas, el 13 de mayo. Desde entonces he estado en algún que otro sitio: en Bilbo, en Alicante, en Murcia... Ya te contaré...