Pululo por Monteagudo City, en Murcia, y leo en una sucia pared de adobe semiderruída: "¿Dónde están los limoneros?". Y diviso decenas de edificios esqueléticos sin terminar, moros y no moros en los bancos al sol viendo el tiempo pasar, gente pidiendo algo para comer... Miseria.
Mientras, en el bar del pueblo los indígenas reciben puntuales cerveza en mano y rodeados de risas y humo su dosis diaria de corazón desde el púlpito. Que si la Pantoja no se qué, que si la duquesa de Alba esto y lo otro, que si vaya bollo la Pataki... ¡y la peña hasta comenta las jugadas! De repente dispara el tubo candidatos a eurovisión. Y un tipo, desde el fondo la barra, alza su vaso al cielo y grita: "¡Que envíen al chiquilicuatre!" Que lo envíen, que lo envíen... ¡Joder qué tropa!
Por la noche, ya en la ciudad, el Urrutia de Gabinete Caligari se confiesa esclavo de sus canciones e inspirado por la novela española del siglo diecinueve, en especial por la de Benito Pérez Galdós... Ostia...
Oigo comentar que la muerte sólo llega en días tristes. Afuera llueve...