Frío. Nieve, hielo, menos siete. En casa calor, una wii, risas de fondo. Mi cerebro ardiendo esperando al destino… ¿Suena mal? Simplemente suena porque grita en silencio, el silencio aterrador de los que desesperan.
En la tele otra vez Gaza. Todas las casas de un pueblo milenario declaradas ilegales por el gobierno israelí. ¡Y no pueden hacer nada! Imagínate: un día golpean en la puerta a las 8 de la mañana; abres y unos ultras judíos veinteañeros parapetados en metralletas y papeles te dicen que te tienes que ir porque tu casa es ilegal y la administración se la ha adjudicado a ellos. La casa donde han nacido tus hijos, naciste tú, nacieron tus padres, tus abuelos, sus padres y sus abuelos, ahí, al lado de unos olivos plantados por tus ancestros… “Tenéis diez minutos para iros”, les dicen. Impresiona.
El abuelo comenta en árabe que ellos, los judíos, nunca dormirán tranquilos porque quien consigue una casa de esa manera nunca podrá tener paz sino miedo. A corto plazo los nuevos inquilinos vivirán en la casa y los palestinos aguantarán en tiendas de campaña improvisadas enfrente de su exvivienda hasta que algún bulldozer le dé por arramplar con todo.
El gobierno israelí lo hace poco a poco, sin llamar demasiado la atención, piece by piece. Ahoga demográfica y económicamente a los palestinos para echarlos. En silencio, sin ruido. Con leyes, “sus leyes”. Racismo, puro y duro.
Lo echan en Euskal Telebista (Televisión Vasca), la etb, una televisión que unos políticos fatxas nos quieren impedir ver a toda costa a los vascos de Navarra. (Navarra, una provincia de un estado de la desarrollada Europa. No confundir con Somalia, Africa, ni con el Soweto de los años ochenta.) ¿Y cómo lo van a impedir? Con papeles, sus “leyes”, sus caprichos, sin metralletas esta vez, en silencio… Un pasito antivasco más. El Napartheid. Racismo también.
1 comentario:
esa planta es de borondo
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