Leo Indignaos , de Stéphane Hessel, ese librito de pocas páginas que termina con el ya famoso CREAR ES RESISTIR. RESISTIR ES CREAR y que es un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurreción pacífica. ¿Insurrección pacífica? Lo que se merecen estos chorizos de banqueros y empresarios que nos asfixian es algo más que cuatro ostias y un poco de "insurrección pacífica".
Dice Hessel que hay que sublevarse contra los que no proponen otro horizonte que el del consumo de masas, el desprecio hacia los débiles, la amnesia cultural generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos. Lo prologa José Luis Sampedro que lo resume así: "Chicos, cuidado, hemos luchado por conseguir lo que tenéis; ahora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo; no permitáis que os lo arrebaten".
Dentro de su indignación, Hessel va un pasito más allá y, aunque el terrorismo es inaceptable, dice, "hay que admitir que cuando un pueblo está ocupado con medios militares infinitamente superiores, la reacción popular no puede únicamente no violenta". Y pone de ejemplo a los gazatíes de Gaza.
Hessel añade que nunca había sido tan grande la distancia entre los más pobres y los más ricos ni tan alentada la competitividad y la carrera por el dinero. Y para más inri, en esta crisis causada por los mercados financieros va y resulta que ellos, los financieros, apenas han soportado las consecuencias de sus errores. "El poder del dinero nunca había sido tan grande, insolente, egoista con todos, desde con propios siervos hasta las más altas instancias del Estado". Indignación es poco...
3 comentarios:
Tienes toda la razón. No he leído el libro, pero escuché una pequeña entrevista al autor. Lo cierto es que el sistema democrático se está convirtiendo en un cascarón vacío de contenido. Creemos, ilusamente, que el poder permanece en manos del pueblo, pero no es cierto. Los gobernantes, desde el más pelagatos hasta el mismísimo Obama, están en muchos sentidos atados de pies y manos. Aunque lo desearan, no dispondrían de resortes suficientes para hacer frente a quienes realmente manejan el cotarro. Los auténticos gobiernos en la sombra, suma de intereses económicos (sobre todo) y políticos. Y mientras tanto nosotros, ingenuamente, convencidos de que cada cuatro años tenemos el presente y el futuro en nuestras manos. Y si vivimos en una falsa democracia, si el poder no está realmente en nuestras manos, ¿quién puede negar la legitimidad de tomar por otros cauces aquello que es justo y se nos niega por los cauces establecidos?
Uff, Patxi, me estás empezando a dar miedo. Tu contacto con la huerta murciana, tanto ir y venir, intuyo que te está radicalizando las neuronas. ¿Que quién puede negar la legitimidad de tomar por otros cauces aquello que es justo y se nos niega por los cauces establecidos? La respuesta es nadie, pero las consecuencias de esa respuesta, obvia por otra parte, son imaginables. Discrepamos, ergo existimos. Eso no nos lo quita nadie.
me encanto tuve la oportunidad de leerlo y quede super asombrada!!!!
Publicar un comentario